Economía versus Corona

LA PREGUNTA INCORRECTA (Parte1)

Este artículo fue escrito por el economista Marcos Victorica y Urquiza

Desde que la cuarentena comenzó a extenderse y hacerse más
estricta surgió la preocupación por el efecto económico así como su
sustentabilidad e impacto económico y social. No cabe dudas que cuanto más
estricta y prolongada la cuarentena menores las posibilidades de contagio y por
lo tanto de decesos pero correlativamente mayores los costos económicos tanto
como sus consecuencias sociales y políticas. La caída de la economía a cierto
punto también acarrea muertes, no solo por falta de comida que seria el caso
más extremo y evidente, sino por deterioro de la limpieza general, salubridad
de los alimentos, acceso a medicamentos , agua limpia, abandono del
mantenimiento de automóviles, maquinaria, edificios e infraestructura sin dejar
de reconocer las secuelas en el ser humano como aumento de los niveles de
estrés, ataques de pánico, violencia etc.  Munidos de modelos de simulación más
o menos sofisticados una horda de analistas, economistas, epidemólogos,
periodistas devenidos en expertos y toda suerte de comedidos de última hora en
pleno goce de su cuarentena, se han prodigado en proponer hipótesis sobre los
diversos escenarios a que puede dar lugar esta dicotomía entre economía y
Corona que enfrenta el mundo desde el nacimiento del 2020. A partir de esta
materia prima, también se sumaron las miradas desde otros ángulos que se ubican
más allá del corsé impuesto por los números. En este grupo se destacan, el
enfoque ético con todas sus ramificaciones, la defensa de las libertades, la
desigualdad social , la discriminación a la vejez o la política internacional.
Desde la ética se realizan planteos sobre la legitimidad de elegir a quienes
salvar o dejar morir así como hasta dónde el juramento hipocrático obliga al
personal médico a tomar altos riesgos en el cuidado de los pacientes. La
defensa de las libertades individuales surge como un tema inevitable toda vez
que se está obligando a poblaciones de ciudades enteras a permanecer
encerradas, a menudo confinadas a la soledad o en espacios reducidos que no
fueron concebidos para tal fin. Durante el siglo XX la humanidad logro
consagrar mayoritariamente los principios de convivencia y libertad individual
a niveles jamás alcanzados antes. La necesidad de respetar los límites de la
intromisión del estado en la vida de los ciudadanos fue una conquista que
parecía indiscutible. Sin embargo, esta dicotomía entre economía o Corona 0
amenaza poner en riesgo ese avance con el agravante de que la misma tecnología
permitió acceder a un nivel de vida inimaginable es el instrumento de qué sirve
el estado para invadir la vida privada de los individuos a extremos que reducen
la historia de Gran Hermano a una novela rosa. No menos importante es el hecho
de haber suprimido el derecho al trabajo sin ningún tipo de consideración a la
capacidad de supervivencia de las personas involucradas. La línea de
supervivencia resulta crítica en países con informalidad dado que gran parte de
la población no está bancarizada, no cuenta con medios de crédito y vive de lo
que cobra en efectivo por el trabajo que realiza cada día. El 80% de la
población del mundo habita en economías con un grado significativo de
informalidad. El cierre de las actividades económicas también plantea un fuerte
sesgo debido a que no todos los negocios sufren de igual manera las consecuencias
de las prohibiciones. Las actividades profesionales se pueden desarrollar del
hogar sin problemas pero otras como espectáculos, restaurantes, viajes etc.,
simplemente desaparecen. Una gama inmensa de actividades de las que viven
millones de personas han caído bajo la arbitrariedad de la norma única. En este
carrusel de opiniones no podían faltar los resabios del ideologismo
decimonónico que busca infiltrar el brechismo (la brecha) como causa de todos
los males insistiendo con la formula fracasada de sacarle a los ricos para
darle a los pobres. Los datos recogidos de los decesos mostraron lo evidente,
que los sectores más vulnerables de la población eran los que de cualquier
manera tenían más probabilidades de morir con o sin virus, o sea los más viejos
y con más de una dolencia grave preexistente. Entonces surgieron, como los
gusanos después de la lluvia, esos dirigentes siempre listos para tirar luz
sobre los ojos en lugar de iluminar los problemas, proponiendo el empalamiento
de los viejos. La gesta no prosperó. Sería injusto cerrar este raconto sin
mencionar la panoplia de especulaciones sobre los orígenes del Corona y su
correlación con aviesas intenciones secretas de los poderes internacionales.
Ninguna de las innumerables elucubraciones que caen en este nicho, soporta la
prueba del móvil. No se verifica que exista beneficio para el supuesto grupo
perpetrador… El caso más hilarante es la versión que culpa a China de un acto
premeditado de política internacional. Ese país sufrió una caída del producto
bruto del 6% sin señales aún de recuperación, la mayor caída desde los penosos
días de Mao lo que le está ocasionando un fuerte desgaste político a sus
autoridades. No son errores que se comenten con 4.000 años de cultura… 

 

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